Pep Arcos, coordinador del Programa Marino de SEO/BirdLife:"el apoyo económico de la Fundación ha sido clave para poder desarrollar otros proyectos de estudio y conservación de aves marinas"
Pep Arcos, director del proyecto ZEPAMAR III y coordinador del Programa Marino de SEO/BirdLife
Pep Arcos, director del proyecto ZEPAMAR III y coordinador del Programa Marino de SEO/BirdLife, detalla en esta entrevista los avances que la entidad ha logrado en el estudio y preservación de aves pelágicas, como las pardelas o el cormorán moñudo, en las costas españolas, gracias al apoyo del Programa Pleamar en las tres ediciones del proyecto ZEPAMAR. El trabajo colaborativo con pescadores o el papel de las nuevas tecnologías, entre las claves de los logros obtenidos con esta iniciativa.
Es el coordinador del Programa Marino de SEO/BirdLife. ¿Nos hace una radiografía del estado actual de estas aves en la costa y aguas españolas?
Las marinas están consideradas el grupo de aves más amenazadas del mundo, especialmente las más oceánicas. En España tenemos la mayor diversidad de especies de Europa, algunas de ellas muy amenazadas, lo que conlleva una gran responsabilidad. En tiempos de cambio, las amenazas que se ciñen sobre estas aves van a más: depredadores introducidos en sus colonias (como gatos y ratas), capturas accidentales en artes de pesca, múltiples formas de contaminación (en donde los plásticos cada vez cobran mayor protagonismo), nuevos usos e infraestructuras en el mar (como los parques eólicos marinos), cambio climático en sus múltiples facetas, etc.
SEO/BirdLife selecciona anualmente un ave insignia (ave del año), ayudando así a sensibilizar y divulgar sobre la especie en cuestión. Este año no ha tocado ave marina, así que si tuviera que elegir usted una ave pelágica, ¿cuál y por qué?
Pues me cuesta obviar a una de mis especies favoritas, la pardela balear, aunque ya ostentó el título en 2001. En aquel entonces finalizaba un proyecto LIFE liderado por el Govern Balear, que había puesto en evidencia la delicada situación de esta ave marina tan singular, que solo cría en las Islas Baleares. Desde entonces hemos aprendido mucho más sobre ella, pero parece que no acabamos de poner toda la carne en el asador a la hora de abordar su conservación, y de no revertir la tendencia actual se estima que podría extinguirse en cerca de medio siglo.
Pero pensando en las que aún no han tenido “su año de gloria”, tal vez tocaría pensar en alguna de las especies de petreles y pardelas canarias, tan amenazadas como desconocidas. Las amenazas para estas aves parecen focalizarse en sus zonas de cría, donde destaca la depredación por mamíferos introducidos y la contaminación lumínica. A la hora de elegir, dudaría entre la pardela pichoneta canaria y la pardela chica macaronésica, ambas en situación muy preocupante.
¿Qué datos destaca del trabajo realizado en la anterior fase (Zepamar II)?
Para poner en contexto, me gustaría resaltar que el trabajo realizado ha tenido un hilo conductor desde el primer proyecto de SEO/BirdLife en el Programa Pleamar, ZEPAMED, en 2018. Nos hemos centrado en el problema de las capturas accidentales de aves, prestando especial atención a la flota de artes menores, muy difícil de abordar por el gran número de embarcaciones que operan y la gran diversidad de prácticas existentes. Y lo hemos querido hacer a través de un enfoque colaborativo, pues somos conscientes de que los pescadores no quieren pescar aves, y trabajar juntos es la mejor manera de conseguirlo. Lo hemos hecho priorizando los espacios Red Natura 2000, por su gran valor para la biodiversidad.
En ZEPAMAR II continuamos esta labor, trabajando como en años anteriores en la recogida de datos que permitan evaluar adecuadamente el problema de las capturas accidentales, y el desarrollo de medidas de mitigación que ayuden a minimizarlo. Una novedad de ZEPAMAR II fue el desarrollo de una app móvil que facilite la recogida de datos. También lo fue abordar otro de los temas candentes en cuanto a interacción entre aves y pesca, el de los descartes. Finalmente, ZEPAMAR II puso especial énfasis en los aspectos de formación y capacitación del sector, así como de comunicación. Se elaboró una exposición itinerante que ha permitido difundir todo este trabajo en distintos puntos de la geografía española, y que con ZEPAMAR III pasa a tener una versión virtual.
¿En qué aves vais a centraros en este proyecto?
En el Mediterráneo, a lo largo de los cinco años de proyectos del Programa Pleamar hemos ido acotando cada vez más el trabajo, teniendo en cuenta los resultados obtenidos. Así, las especies que reciben mayor atención son las pardelas (balear, mediterránea y cenicienta), todas ellas muy amenazadas y gravemente afectadas por el palangre. Otra especie especialmente sensible a las capturas accidentales es el cormorán moñudo, especie a la que estamos dedicando especial atención en Galicia, por la mortalidad debida a redes de enmalle. En el Mediterráneo seguimos interesados en esta especie, pero lo hacemos principalmente colaborando con los proyectos DESMARES, que se han centrado más específicamente en ella.
¿Cuáles son las principales amenazas para su supervivencia?
En el caso de las pardelas, se trata de aves con un estilo de vida muy “conservador”: son aves de vida larga (pueden vivir varias décadas) y con tasas de reproducción bajas (solo ponen un huevo al año), que tardan en alcanzar la edad adulta, y que se mantienen fieles a sus lugares de cría. Sus poblaciones son muy sensibles a causas de mortalidad “no natural” que reduzcan su esperanza de vida, ya que no tienen flexibilidad para compensarlo aumentado la tasa de reproducción. Por ello, las amenazas que causan mortalidad directa, de forma constante en el tiempo, son las más preocupantes. Destacan las capturas accidentales en artes de pesca, y la depredación por parte de mamíferos introducidos (especialmente gatos, que son los que suelen atacar a los adultos). En el caso de las pardelas que crían en el Mediterráneo, se estima que el factor más grave son las capturas accidentales.
¿Cómo se capacita al pescador en la preservación de estas aves? ¿Qué labores conservacionistas puede realizar a bordo de su embarcación?
Lo primero es hacerle consciente del problema, y que entienda las implicaciones que puede tener para las aves. Como primera labor está la recogida de datos, cosa que hemos potenciado a través de unos cuadernos que rellenan a diario los pescadores que colaboran con el proyecto. En muchos casos, esta labor ayuda a tomar consciencia de cómo, cuándo y por qué caen las aves con mayor frecuencia, y el simple hecho de tenerlo presente hace que se eviten más fácilmente las situaciones de riesgo. También es importante que los pescadores sepan cómo manejar un ave cuando es capturada viva, para liberarla con el menor daño posible; durante estos años hemos comprobado que son muchas las aves que caen vivas, sobre todo en palangrillo, y liberarlas adecuadamente puede influir significativamente en el impacto de estas capturas a nivel poblacional. Finalmente, muchos pescadores han colaborado en el desarrollo y puesta a punto de posibles medidas de mitigación, necesarias en algunos casos para minimizar las capturas accidentales.
Muchos proyectos se centran en la interacción ave-pesca, pero la acuicultura también genera un importante impacto. ¿De qué manera y cómo vais a estudiarlo en esta tercera fase?
La acuicultura puede tener un amplio abanico de impactos sobre el medio marino, que merecen especial atención si tenemos en cuenta que es una actividad en fase expansiva. En el caso de las aves, los impactos directos más obvios se deben al enganche y muerte de aves en las instalaciones, a las que se ven atraídas por la oferta de presas, o por presentar un buen posadero en medio del mar. Por ahora parece un problema relativamente menor, pero hemos querido abordarlo en ZEPAMAR III para poder valorarlo de forma más objetiva. Al ser la primera toma de contacto, hemos optado por un enfoque general y sencillo, mediante la realización de encuestas dirigidas al sector.
El proyecto busca apoyar el “cumplimiento de los compromisos internacionales en cuanto a capturas accidentales”. ¿Cuáles son estos compromisos y cuál es la situación de España al respecto en la actualidad?
Los compromisos son diversos, pero los avances para su cumplimiento han sido lentos e indecisos. Cabe decir que Europa, que a menudo es un buen ejemplo en materia de políticas de conservación, ha sido particularmente poco atrevida en este campo. Pero contamos con experiencias exitosas en otras regiones del planeta, que aún debemos replicar aquí. Entre ellas destacaría la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos, que ya hace más de dos décadas que implementó medidas de mitigación que han reducido las capturas accidentales de varios miles a unos pocos ejemplares por año. Otros convenios regionales de pesca van a la zaga, pero poco a poco han ido avanzando en buena dirección, en buena parte gracias al trabajo desarrollado en el seno del Acuerdo sobre la Conservación de Albatros y Petreles (ACAP). Cierto es que el trabajo más exitoso se ha desarrollado en aguas internacionales, donde operan flotas de tipo industrial. La situación es mucho más compleja aquí, ya que contamos con una flota pesquera mucho más numerosa e inmensamente más heterogénea, y donde difícilmente se puede aplicar una única “receta” para minimizar las capturas accidentales. En cualquier caso, en los últimos años ha crecido la conciencia sobre el problema, y poco a poco se van adoptando compromisos. A nivel europeo se publicó un plan de acción para la minimización de capturas accidentales de aves marinas en 2012, y posteriormente un reglamento de medidas técnicas de pesca (2019) que debería velar por minimizar las capturas accidentales, pero pocos avances ha habido hasta la fecha. También contamos con la Directiva Marco para las Estrategias Marinas, que en su segundo ciclo ha dado un peso especial a las capturas accidentales de aves y otros grandes vertebrados marinos. En paralelo, los acuerdos regionales que afectan a Europa, como el Convenio OSPAR en el Atlántico norte y el Convenio de Barcelona en el Mediterráneo, también han empezado a prestar atención al tema de las capturas accidentales. A nivel estatal, este año se ha publicado el primer plan de acción para la reducción de las capturas accidentales en la actividad pesquera, dirigido a aves y otros grandes vertebrados marinos, si bien se plantea como una hoja de ruta que aún requiere de mucha concreción.
En cuanto a la app móvil creada el pasado año, ¿cuáles han sido los resultados y cómo tenéis pensado que evolucione?
La app bycatch partía de una versión previa, más sencilla, desarrollada por investigadores del CSIC, que en su momento tuvo muy poca implementación. La idea inicial era modificar la app inicial y adaptarla teniendo en cuenta la experiencia de nuestro trabajo con pescadores, que a menudo nos sugerían una herramienta de estas características como mejora a los cuadernos. Pero las complicaciones técnicas llevaron a desarrollar una versión partiendo de cero, manteniendo la colaboración con el CSIC y el nombre de la app. También hemos mantenido el objetivo inicial de abordar no solo aves, sino también otros organismos marinos susceptibles de sufrir capturas accidentales. Todo ello ha conllevado cierto retraso, y la “nueva” app Bycatch no ha estado operativa hasta este año (https://bycatch.seo.org/en/). Desde mayo que la han empezado a usar algunos colaboradores, y hemos hecho difusión en diversos foros, tanto de pesca profesional como recreativa, pero aún es pronto para hacer una valoración. Nuestra idea es que poco a poco un número creciente de pescadores la conozcan y se acostumbren a usarla, con opción a que se use también en otros países.
SEO/BirdLife y Fundación Biodiversidad llevan años trabajando juntos. ¿Cómo valora esta colaboración en materia de conservación de aves marinas?
Valoro muy positivamente esta colaboración, que en materia de medio marino cobró fuerza con el inicio del proyecto LIFE+ INDEMARES (2009-2014), y se ha reforzado con el presente LIFE IP INTEMARES. Son grandes proyectos que han dado pie a trabajar mano a mano en un amplio abanico de situaciones, dando un gran empujón especialmente en materia de designación y gestión de la Red Natura 2000 y otros espacios marinos protegidos, incluidas las Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA). Mantengo especial buen recuerdo de la vertiginosa ronda de talleres participativos que celebramos entre 2013 y 2014 para informar acerca de la inminente designación de espacios Red Natura 2000 marina, y en los que pude trabajar codo con codo con los compañeros de la Fundación Biodiversidad y de otras entidades socias de INDEMARES. Y los múltiples talleres y reuniones de socios durante INTEMARES, que en los dos últimos años han pasado a ser principalmente telemáticos, perdiendo buena parte del encanto. Por otro lado, el apoyo económico de la Fundación ha sido clave para poder desarrollar otros proyectos de estudio y conservación de aves marinas, a través del propio Programa Pleamar, o bien de las convocatorias de proyectos de biodiversidad marina.